SOY LA PUTITA VIRTUAL DEL TÍO DE MI NOVIO


1

No quiero sonar reiterativa ni mucho menos tan perra, pero a mí siempre me ha excitado la posibilidad de ser una puta de verdad. De pararme en una esquina de dudosa reputación con un atuendo vulgar que (además de la minifalda y mi blusita escotada) incluya una tanga en mi interior cuyo delgadísimo hilo se entierre entre mis pequeñas y redondas nalgas, y unas medias de red que se adhieran a mi tersa piel.

Fantaseo con que allí recargada sobre un poste de teléfono o de luz aparece un hombre a bordo de un coche o camioneta y se detiene junto a mí para evaluarme de arriba abajo, y posteriormente preguntarme cuánto le cobraré por ponerme a cuatro patas en un motel de paso y cogerme como la piruja que soy.

Yo le doy la tarifa y él me dice «a ver puta, enséñame las tetas aquí en la vía pública para decidir si me gustan o no» y yo, híper nerviosa, con mi corazón palpitando muy fuerte por lo arriesgado de todo, hago lo que mi prospecto de cliente me dice y se las enseño, bajándome el escote allí mismo en plena calle, y él saca una mano por la ventana del vehículo y me la estruja deliciosamente como si yo fuese un simple objeto al cual usar, para luego decirme «bien, puta, me gustan, entra…» y luego yo subiéndome al auto, atemorizada pero al mismo tiempo caliente, con mi tanguita empapada de flujos.

Y ahí mi fantasía se convierte en mil posibilidades que podrían suceder dentro de ese motel.  

Es que la sensación de que otros hombres me vean, me deseen y se les ponga dura al imaginarme a cuatro patas en algún motel de paso me pone cerdísima. Me genera una excitación tan fuerte que de solo pensarlo comienzo a segregar fluidos en mis genitales.

Ya una noche con mi novio Luis hicimos un juego de roles y entre los dos cumplimos mi fantasía de ser prostituta por una noche, donde él figuró como mi cliente y yo me puse en una esquina, vestida como una vil mujerzuela, donde él pasó a recogerme justo antes de que la policía nos agarrara en la movida. Pero ya lo conté en un relato anterior y fue una experiencia deliciosa, pero… definitivamente Luis no fue un cliente real.

De momento me he conformado vendiendo contenido erótico por Telegram y Onlyfans, (como una puta virtual) y eso para mí ya es una forma distinta de prostituirme. Leer las guarradas de mis cachondos clientes cuando me miran desnuda y en posturas brutalmente obscenas me estimulan la mente, el cuerpo y mi alma. Mis pezones se me erizan y mis pliegues vaginales brotan como una rosa fresca y empiezan a gotear caldos.

Y aunque estas experiencias ya son dignas de contar, lo que me trae hoy por estos lares es por otra situación. Una que si cabe decirlo, es una situación bastante compleja porque involucra a una persona muy allegada a mi novio. 

Les cuento.

2

Una como mujer sabe que hay hombres que desde que los ves por primera vez te inquietan. Te producen una electricidad en el cuerpo que te erizan la vulva y los pezones. A mí me ha pasado muchas veces y en esta ocasión me referiré concretamente a Santiago, el tío de mi novio Luis, que a su vez es hermano menor de mi suegro.

El tío Santiago es lo que en México llamamos «chavorruco», porque no es ni tan viejo ni tan joven, más bien anda entre los cuarenta y tantos, y está muy bien conservado, por cierto.  A mí me llevará más de doce años, sino me equivoco. Durante años de relación con mi novio Luis sólo conocía al famoso tío Santi de nombre y de oídas, pero pocas veces había tenido la oportunidad de hablar con él porque él vive en Estados Unidos con su esposa e hijos.

Incluso más bien nunca había tenido contacto de ningún tipo con él. Sólo sabía que el hombre trabaja en una compañía donde pintan vehículos y que es conocido por ser un mujeriego empedernido, enamorado y de gustos excéntricos, aunque es muy querido por entre todos los sobrinos (incluido mi novio) porque siempre les envía dinero a fin de mes o regalos suntuosos.

Pero les cuento que por fin conocí al famoso tío Santi las navidad pasada. Él vino a México sólo, sin su esposa e hijos, a visitar a sus padres (abuelos de mi novio) y desde luego a todos sus sobrinos.

Como dije antes, desde que lo vi de lejos el tipo me pareció sumamente atractivo y encantador. Tengo debilidad por los maduritos, así que el tío Santiago se convirtió en mi talón de Aquiles durante toda la velada de nochebuena. El tío Santiago es blanco de piel, ojos amielados, pelo rapado, y con la barba bien arreglada y recortada, lo que lo hace ver muy varonil y moja conchas. O al menos me la mojó a mí con tan solo verlo.

Si les digo la verdad, yo soy una chica muy seria y recta. En mi familia y en la de mi novio me tienen por una chica íntegra y de buenos valores que jamás se prestaría a ser objeto de deseo de nadie. Sólo mi novio y yo sabemos cómo soy en privado, y lo mucho me que gusta ser tratada como putita en la cama.

Esa noche en realidad no pasó nada trascendental entre el tío Santi y yo, apenas nos hablamos, salvo que desde que mi novio Luis nos presentó, el tío Santi no dejó de mirarme disimuladamente hasta que me fui. Una como mujer siente cuando un hombre te mira con intensidad, y esa clase de miradas que me dedicaba Santi (como le gusta que le digan) eran imposibles de pasar desapercibidas. Aunque me sentí halagada de que un hombre como él me observara con tanta atención, a la vez me preocupaba que alguien de la familia de mi novio se pudiera dar cuenta de eso y fueran armar algún tipo de lío.

En su familia se hacen líos por todo.

Gracias a Dios nada de eso pasó. A la medianoche el tío Santi repartió los regalos que trajo para todos y conmigo se disculpó muy apenado porque como no me conocía de antes, no había comprado nada para mí.

Le dije que no se preocupara, y luego él insistió en que nos diéramos un abrazo de feliz navidad y allí fue la primera vez que sentí un durísimo bulto que se restregó contra mi vientre cuando nos abrazamos. Algo tan simple como eso produjo que mis calzoncitos se empaparan por la excitación y que cuando Luis me llevó de regreso a mi casa le diera yo la restregada de su vida.

—Andas muy cachonda, Kitty.

—Jajaja, así me tienes gordito, ¿qué quieres que haga?

Y le seguí comiendo la boca y frotándole su miembro duro con mi rodilla.

Esa noche me costó dormirme. Era recordar la sensación del bulto duro del tío de mi novio como una piedra rozándome el cuerpo para que mi vagina segregara fluidos y mis pezones se erizaran.

Recuerdo que me abrí de piernas allí acostadita en mi cama y me la pasé frotándome el clítoris hasta que me quedé dormida.

Al día siguiente se hizo el recalentado de navidad en la casa de los abuelos de Luis. Fuimos invitados y nuevamente me encontré con el tío Santi, que se convirtió en el centro de atención durante la comida contando sus peripecias en Estados Unidos. Yo casi me orinaba de la risa. Es que ese hombre tiene un algo que atrae instantáneamente. Es muy divertido y hace reír a todo el mundo con las payasadas que dice.

Encima guapísimo al menos para mí.

Ya al atardecer todas las mujeres nos levantamos y empezamos a recoger las mesas. Con el tiempo todos se fueron yendo y yo continué con mis «labores de limpieza». Aunque era invierno me llevé una falda de cuadros que me llegaba a los muslos y unas medias negras para evitar el frío y que dijo Luis que me hacía ver muy «sexy y cogible».

 Confieso que mi zorra interna salió a relucir cuando volví a notar la mirada indiscreta del tío Santi y yo me puse a contonear mis pequeñas caderas mientras recogía los platos para que él me viera.

No supe a qué hora el tío de mi novio se levantó de donde estaba pero de pronto ya lo tenía junto a mí, ayudándome a recoger los platos sucios de la mesa.

—Oye, sobrinita, en serio perdona que no te haya traído un detallito anoche por navidad. Pero como no te conocía pues te juro que se me pasó.

No me dio un «detallito» anoche el cabrón, pero sí me dio «de-tallón» que me puso bien caliente.

—No se preocupe, señor Santiago, yo entiendo.

—¿Cómo que señor Santiago, sobri (puedo llamarte sobri)? Dime Santi o tío Santi.

—Jejejejeje, okey, okey, tío Santi. En serio, no te preocupes. No pasa nada.

Su voz y su sola presencia me pusieron muy nerviosa y algo hot. No estoy acostumbrada a recibir esta clase de atenciones fuera de mi novio, y por eso que lo hiciera precisamente Santi me puso loquita. 

—Mira mija, yo ya me voy mañana a Los Ángeles, pero ¿qué te parece si me pasas tu domicilio por WhatsApp y yo te mando algo bonito desde amazon? —Me dijo.

—Ay, no, ¿cómo crees, Santi? En serio no te preocupes, jajaja, no pasa nada. Ya me dio pena.

—¿Pena de qué, Kitty? Nada de eso. A ver, guarda mi contacto de whats y ya luego me mandas tu domicilio.

—O sea sí voy a guardar tu contacto, pero por favor, no te molestes con lo demás, en serio, no es tu obligación darme un regalo.

Ya ni hallaba ni qué fregados decirle. Juro que me tenía bien nerviosa y con escalofríos en el cuerpo.

—Tú me lo dejas a mí, sobrinita, por lo demás no te preocupes.  

Total que nos pasamos los contactos y luego nos despedimos con un par de besos en las mejillas.

Cuando mi novio Luis me llevó a mi casa en su coche iba algo serio, por lo que le pregunté que qué tenía.

—¿Te pasa algo, gordito?

—Pues así de pasarme pues no, pero ya ves cómo es mi mamá.

—¿Qué pasa con mi suegra?

Cada vez que Luis ponía esa cara de funeral era porque a su mamá no le había parecido alguna actitud mía. Hasta donde sé, de las tres nueras que tiene mi suegra (Luis tiene otros dos hermanos donde él figura como el mayor) yo era la que menos mal le caía. Eso ya es ganancia. Por eso me preocupó lo que mi chico pudiera decirme respecto a ella.

—Pues mira Kitty, a mi mamá le pareció mal que estuvieras hablando con el tío Santiago.

Cuando me dijo eso hasta sentí un retorcijón en la panza. No es que mi suegra sea mala persona, pero es de esas señoras muy rectas que se pasan de anticuadas y cuando se enoja se enoja.

—¿Está molesta conmigo?

—Pues así como molesta no, pero sí la vi sacada de onda. Ya ves cómo es mi mamá. Dice que el tío Santi es muy ojo alegre y que le preocupaba que te pudiera faltar al respeto.

—Para nada, gordito. Todo lo contrario. ¿Creerás que está súper apenado conmigo porque no me dio regalo de navidad? Ya hasta me pidió que disque mi domicilio porque me va a mandar un regalo por amazon. Te lo cuento, amor, para evitar malos entendidos. Pero si te parece mal te juro que borro su número y lo bloqueo.

Luis estaba más relajado con lo que le conté. Él siempre me ha tenido confianza, sobre todo porque le cuento todas mis cosas.

—Naaaa. No te preocupes, Kitty. Mi mamá a veces se pone muy intensa. El tío Santi es muy chido y desprendido. Le gusta ser detallista —(no le conté nada a Luis sobre el —tallón— que me dio su tío la noche anterior—. ¿Sabes qué, flaquita? Pensándolo bien tú déjate querer, tú deja que te regale lo que quiera. Después de todo el tío Santi nunca está en México, salvo en fin de año.  ¿Qué podría pasar?

—Pues entonces no le digas a tu mamá nada de esto, Luis, porque si sólo porque nos vio hablando se puso así, imagínate si sabe que nos pasamos los contactos y que el tío Santi pretende enviarme un regalito por amazon… pues… me mata o me tilda de ofrecida.  

—Jajajaja, ya sé, mija. Pero descuida. Lo guardaremos en secreto. Yo no veo mal que te mande ese mentado regalo. Si te regalan obsequios tus clientes de only o Telegram, ¿qué de malo puede tener que mi tío te mande algo por amazon?

—Te lo comento para que no te me vayas a poner celoso, Luis.

—¿Por mi tío Santi? Jajajaja. No manches mija. Claro que no. Hay códigos entre familia y el tío Santi nunca se propasaría contigo. Además, como te digo, él vive la mayor parte del tiempo en Estados Unidos, así que no veo ningún peligro.

Total que me llevó a mi casa y hasta ahí todo normal.

3

 

Resulta que en días pasados, después del día de San Valentín, recibí en mi casa un paquete de amazon que venía dirigido a mí. Cuando llegué del despacho (soy contadora) a mi casa mi mamá me lo entregó, y yo no pude sospechar que se trataba del regalo del tío Santi porque ya habían pasado casi dos meses desde navidad.

—¿Pediste algo por amazon hija?

—No, mamá, ha de ser un error.

—Pues entonces no lo abras, mi amor, no vaya ser una bomba.

—jajajaja, ay ni digas, mamá.

Me llevé el paquete a mi cuarto un poco extrañada, y casi luego luego recibí un mensaje de Santi que decía:

 

Santi: espero te guste tu regalito sobrinita. Tómalo como regalo de navidad y de San Valentín a la vez.

 

¡Santa mi pucha! ¡No manches! ¿Cómo no relacioné el paquete de amazon con su promesa de que me enviaría un regalo por navidad? Hasta se me había olvidado de ese mentado regalo. De hecho me había olvidado por completo de él.

Las únicas noticias que solía tener de Santi era cuando veía sus estados de whats que yo miraba a hurtadillas (sobre todo esas fotos que subía donde salía durante sus idas al gimnasio, él todo papasote y ricote, enseñando sus abdominales trabajados, sus bíceps y su pecho peludito…) y él a su vez se la pasaba reaccionando con corazones y muchos likes a todas mis publicaciones, sobre todo cuando subía selfies o fotitos donde aparecía yo sola. Pero de ahí en más nunca me escribió ni siquiera un «hola» hasta ese momento.  

Mi conflicto con este hombre tan sensual, no es que me gustara tanto y que me mojara cada vez que me acordaba de él y el restregón de paquete que dio. No. Mi conflicto real es que este hombre es tío de mi novio Luis, es decir, es hermano de mi suegro.

Luis, mi novio, es mi pachoncito adorado, al que amo y me ha hecho ser lo que soy, una mujer menos insegura, a base de sus consejos, de su ternura, (de su genio también) y de todas las pruebas que hemos superado juntos a través de los años.

Luis, pues, es todo lo que siempre busqué en un chico, y en cierto modo, él y yo crecimos sexualmente hablando juntos hasta hoy.

A pesar de ser tan insegura, callada y tímida, actualmente Luis y yo llevamos una relación… especial en la cuál, con su beneplácito, yo soy una putita virtual.

Me envidian, ¿no? Jejeje, un novio tan adorado y compartido como el mío no lo tiene cualquiera.  Pero una cosa es que Luis consciente que venda contenido erótico a través de mis plataformas y otra muy distinta que me sienta atraída sexualmente por su propio tío.

Pensé mucho en todo esto que digo mientras abría el paquete de amazon. ¿Y adivinen qué encontré en el interior? Nada menos que unos tacones (que por cierto no me quedaron) y un juego de lencería de color negro de Victoria Secret que me dejó pasmada.

Todavía no salía de mi asombro cuando al poco ratito me marcó a mi teléfono. Dudé en contestar, pero luego decidí hacerlo. Cerré la puerta para que mi mamá no me oyera y le dije «Hola»

—¿Qué tal, sobri? ¿Todo bien?

Y yo me agarré riendo como mensa, viendo la lencería en el interior del paquete sin saber qué decirle.

—¿De qué te ríes, chica?

—Es que está medio rarito tu obsequio.

—¿Rarito por qué, chula? ¿No te gustó?

—O sea sí, está bonito, pero no sé, imagínate si lo hubiera abierto delante de mi mamá.

—Yo siempre confié en que serías discreta, mija jejeje. ¿Por qué te noto tan asustadita?

—Jajajaja, no, nada de eso, como te digo, sólo fue… la sorpresa. Hasta roja me puse.

—Uy… pues ¿qué te digo bebé? Te pones muy linda cuando te sonrojas. Me gustó cuando te pusiste roja la última vez que te vi.

Sentí mis orejas tan calientes y mis mejillas tan rojas que quise que la tierra me tragara.

—Es que es lencería, Santi jajajaja.

Me reía de los nervios. Risitas histéricas. Ay no, qué vergüenza, qué terror, qué bochorno.

—Victoria Secret —me dijo—, para que no te provoque alergia con otras marcas chafas—. Pero no te pongas nerviosa, mija, que igual y el regalo también es para Luis.

—¿Tú crees, Santi?

—No hay mejor regalo para un caballero que ver en lencería a una chica como tú. Te lo digo con todo el respeto que me merece Luis y, sobre todo, tú, Kitty.

—Gracias.

—Uy, llegó un cliente, luego nos saludamos de nuevo mija —me dijo.

Y colgamos la llamada.

Al sacar la lencería y tocarla entre mi piel yo ya estaba chorreando. Incluso esa misma noche que me la probé y me tomé fotitos para mostrárselas a mis clientes virtuales yo seguía empapada. Mi vagina tenía un cosquilleo bien rico que me llevó al baño donde me estimulé mis genitales.

Vamos, que recibir una cosa así de un familiar tan cercano a tu novio no sólo te impacta, sino que te calienta. Sé que no debería de haberme puesto en ese plan hot, pero no lo pude evitar.

Cuando me quité mi tanga roja, la prenda estaba mojdadísima. Lo peor es que la lencería me quedó casi a la medida. Yo soy una chica delgada, con mis tetas y nalguitas pequeñas pero redondas y turgentes.  

Así pasaron tres días en que hasta mi novio cuando venía a visitarme notaba que yo andaba algo nerviosa, pero no le dije nada. Santi tampoco se comunicó conmigo hasta la cuarta noche, por mensaje de whats:

 

SANTI: Hola, Kitty, ¿cómo te quedó?

Obvio se refería a la lencería, por eso le dije:

KITTY: Hola, tío Santi. Pues bien, creo jajaja.

SANTI:¿Cómo que “bien, creo”? Ni te lo has medido ¿verdad? Qué mala eres *carita triste* ¿De verdad no te gustó?

KITTY: No, qué va, si ya me lo medí.

SANTI:¿Entonces qué significa el “bien, creo”?

KITTY: Pues es que no estoy muy segura de cómo se me ve, porque las medidas fueron correctas. Me quedaron a la perfección.

SANTI: ¿Cuál fue la reacción de mi sobrino al vértelo puesto? Supongo que a través de su reacción te pudiste dar cuenta qué tan bien te quedó, ¿no guapa?

KITTY: Pues… *carita dubitativa*

SANTI: No manches, sobri, ¿no me digas que no lo has lucido con Luis?

KITTY: ¡No! ¿Cómo crees? Jajajaja sólo a ti se te ocurre que se lo enseñaría precisamente a él.

SANTI: ¿Y por qué no? Él es el suertudote.

KITTY: ¿Y qué le digo? Mira gordito, lo que me compró tu tío Santiago jajajaja. Un juego de lencería que incluye una tanga muy sexy.

SANTI: Cómo pues, mija jajaja. Puedes decirle que lo compraste tú.

KITTY: La lencería es de Victoria Secret, tío Santi, lo que es lo mismo que es sinónimo de caro. Me acabo de titular. Luis sabe que apenas gano lo suficiente para el pasaje de mi casa al trabajo. ¿Cómo crees que habría podido tener ingresos para comprarme este juego de lencería? Nop. Él no se lo creería.

SANTI: Bueno, pero entonces no queda más remedio que decirte yo mismo si te queda bien o mal.

KITTY: ¿Ah, sí? ¿Y cómo me podrías decir tú cómo me queda el juego de lencería?

SANTI: ¿Cómo que cómo, mija? Puesmandándome una fotito.

KITTY: ¿En lencería? Jajajja, cómo crees, Santi.

SANTI:  Jajajajaja ¿qué tiene?

KITTY: Eres el tío de mi novio, ¿cómo crees?

SANTI: ¿Y eso qué, mija? Como si fuera tu suegro. Es algo inocente lo que te estoy pidiendo.

KITTY: ¿Cuál inocente? Jajajaa ¿en qué planeta es inocente que la novia del sobrino le mande fotos en lencería al tío? Donde Luis se llegue enterar jajaja me mata.

SANTI: ¿Apoco le vas a contar?

KITTY: Obvio no.

SANTI: Pues yo tampoco, mija, ¿ves? Asunto arreglado.

KITTY: Ay Nop. Me moriría de vergüenza si te enseñara mis fotos. 

SANTI: ¿Prefieres que me muera yo de curiosidad? Ándale mija, no seas malita. No tiene nada de malo que me enseñes tus fotitos.

Me quedé pensando en lo que me pedía, y aunque ya me había tomado esas fotos que me estaba solicitando, la verdad yo no me animaba. Donde las llegara a ver su esposa, hijos y se enterara alguien de mi familia o la familia de mi novio en el problemón que me metería.

SANTI: ¿Entonces mija? ¿Si me enseñas en fotitos cómo te ves? No seas malita *carita triste*

KITTY: No, tío Santi, ya te dije que me da pena.

SANTI: ¿Pena por qué?

KITTY: Porque la verdad desde que no seguimos por redes veo las cosas que publicas, pura modelo tetona y nalgona, incluso tu mujer está así de acuerpada, y pues yo nada que ver.

SANTI: ¿Cómo que nada que ver mija?

KITTY: O sea, tú mismo ya me viste en vivo. Yo no estoy así. Mis medidas son más… discretas.

SANTI: Justo por eso te haces tan sensual, te lo digo con todo respeto. Tienes una carita bien bonita, mija, pareces princesita, y encima con tu cuerpecito tan moldeable, ufff.

Les juro que me quedé helada cuando leí eso. Para no hacérselas larga, me la pasé hablando con él un buen rato más. Hasta se me hizo raro que a esas horas pudiera estar chateando conmigo estando casado. Pero luego tantos ires y venir la verdad es que la calentura me ganó y accedí.

KITTY: Bueno, pero borras las fotos ¿eh?

SANTI:  Claro, sobri, cuenta con ello.

Tardé varios minutos fingiendo que me ponía el juego de lencería que me había regalado para tomarme las fotos y así no se diera cuenta que ya la sesión la tenían desde antes. Y entonces le mandé la primera, en primer plano, frente al espejo de mi cuarto, de cuerpo completo. Mi tanguita enterrada en mi culito, el brasier apenas ocultando mis pezones, mi vientre plano y mis muslos desnudos brillando por el flash.

SANTI: Uy Kitty estás bien rica mamacita.

Apenas leí el mensaje y yo ya estaba abierta de piernas tocándome con una mano y sosteniendo mi teléfono de otro.  

KITTY: Ay, no me morbosees Santi.

SANTI:  Yo digo lo que es mija jajaja. Mira nomás que ricas se te ven tus tetas.

KITTY: Mis pequeñas tetitas, dirás.

SANTI: Pequeñas pero redonditas y ricas. Estoy viendo que me cabrían en mis manos si te las agarrara.

KITTY: cállate grosero jajajaja.

SANTI: Mándame más fotitos mami.

KITTY: ¿Las vas a borrar?

SANTI: Obvio mija.

¿Y adivinen qué? En ese momento no pensé si hacía bien o si hacía mal. En ese momento no pensé en la enorme falta de respeto que le estaba haciendo a mi novio al estar morboseándo con su propio tío. En mi defensa puedo decir que yo estaba muy caliente y no medí las consecuencias de nada.

Y mucha culpa tuvo el tío Santi, que empezó a decirme cositas ricas que me hicieron babear de mi rajita.

SANTI: Uy, mija, ¿a ver mándame una foto donde se te vea tu culito?

Y yo, que caí rendida a sus juegos eróticos, leyendo sus leperidades que empezaban a mojarme, se la mandé.

SANTI: No mames, mija, tienes un culito muy comelón, ¿ya te lo estrenó mi sobrino?

KITTY: Esas cosas no se dicen, tío travieso.

SANTI: Uy sí, qué rico, sobri, soy el tío travieso que quiere hacer travesuras contigo.

KITTY: ¿En serio?

SANTI: Sí, mija. Estás bien pinche rica, ¿eh sobri? Me excita saber que eres bien putita detrás de esa seriedad con la que te conocí. Yo sabía que en el fondo lo eras, y por eso me arriesgué mandándote este juego de lencería. Era arriesgarse o morir. Y yo me arriesgué.

Les juro que yo no paraba de meterme los dedos a mi panochita mojada. Mis pechos palpitaban muy fuerte. Mis piernas se estremecían. Estaba bien caliente y tenía unas ganas enormes de coger.

SANTI: ¿Quieres ver cómo me la pusiste mija?

KITTY: A ver…

Pffff

Cuando apareció ante mí su pack, y toda la pantalla de mi teléfono quedó completamente con la imagen de su verga parada, gorda y erecta, desde una posición donde se veía la mitad de su pecho peludo y sus testículos grandes les juro que me vine. Un fuerte orgasmo me hizo convulsionar en la cama como una auténtica puta y durante toda la noche apenas si pude dormir.

 

4

 

No se imaginan las deliciosas cogidas que le di a mi novio cuando pudimos hacerlo. Días después de esas puticonversaciones que había tenido con su tío andaba más verraca que de costumbre. Mientras íbamos en el coche de mi novio a comer o al cine yo no paraba de sobarle su entrepierna mientras gemía y le decía cositas ricas o en doble sentido.

—Uy, mi flaquita cachonda, ¿andas en celo mi amor?

—HMmmmh, sí, gordito, tengo ganas de que me pongas una cogida bien rica hasta que me dejes temblando.

—¿Y eso amor? ¿Qué te puso tan… cerdita?

—Pues… ya sabes ¿no?... tengo clientes en only y Telegram que me dejan súper empapada con las guarradas que me dicen.

Y esto último también es verdad. Lo único que omití fue que el principal causante de mis calenturas era su tío.

Así que mi novio siguió aprovechándose de mi chochito comelón mientras que yo… al menos una vez por semana, tenía una conversación candente con su tío.

Les cuento que esta clase de conversaciones actualmente han subido muchísimo de tono. Ya incluso nuestra confianza es tal que Santi me ha llegado a enviar fotos de su miembro erecto, que es generoso, gordo y curvo… ufff. Fotos donde se está cogiendo a su culona esposa o a otras amiguitas de turno que lo satisfacen de vez en cuando.

Yo no juzgo sus infidelidades, porque él trata bien a su mujer y a sus hijos, les brinda todo lo que un hombre tiene que ofrecer a su familia y por lo tanto yo no tengo nada qué objetar. Además sería muy doble moral si yo cuestiono sus aventuras adulteras, cuando básicamente yo estoy haciendo lo mismo con mi novio de manera virtual.

Por las noches, cuando estoy caliente, me suelo frotar mi clítoris releyendo nuestras conversaciones, y hasta la fecha no me he animado a decirle a Luis lo que está pasando con su tío.

Lo que a veces si me causa remordimientos es que he llegado a coger con mi novio pensando en su tío. Mi pobre gordito no se imagina que toda la humedad que le dejo en su pene y en sus testículos cuando lo cabalgo no me los provoca él, sino a ese candente morboseo que tenemos Santi y yo clandestinamente.

De hecho… últimamente me ha dado por enviarle fotitos ya de mis pechos desnudos sin que Santi mismo me las pida. Y Obviamente él ni siquiera se imagina que mi talento para tomarme fotos íntimas con posturas ricas y eróticas se debe a que tengo una faceta privada que solamente mi novio conoce: soy puta virtual a través de telegram y onlyfans.

Y por otro lado creo que saber que él está en Estados Unidos y yo en México me ha dado el valor y la desvergüenza para mandarle fotitos y contestar a sus guarradas con naturalidad y un poco de cachondería.

Pero he de confesar que mi problema y verdadero terror ha ocurrido justamente hoy, mientras escribo este relato, porque Luis, mi novio, me acaba de avisar que para su cumpleaños (que ya viene la próxima semana) vendrá de visita a México nada más y nada menos que Santi… su tío favorito.

Al principio no lo he querido creer, pero ha sido el propio tío Santiago el que acaba de escribirme en mi whats para decirme:

SANTI: Hola sobri favorita, ¿adivina qué? Tengo un nuevo juego de lencería que voy a regalarte. Pero esta vez me lo tendrás que modelar en vivo.

KITTY: Hola Santi, ¿qué quieres decir con eso?

SANTI: ¿No adivinas, bebita nalgocita hermosa? Lo que quiero decir es que el próximo Martes iré a México, al cumple de mi papá y de Luis. Y ya sabes el dicho, ¿no? En la lencería, el que regala quita. Y cuando tú te la pongas, yo te la voy a quitar.

Y ahora que sé que el tío Santi (prácticamente mi amante virtual) va a venir, no sé qué hacer.

Una cosa es hablar guarradas por teléfono con el tío de mi novio, y otra muy distinta es tenerlo que ver y hablarle frente a frente, en vivo y en directo. Y no sé realmente lo que vaya a pasar.

Pero ya les contaré.

 Soy kitty 69